sábado, 16 de octubre de 2010

(silencio...)

y levantó la vista por encima del diario y de los anteojos de lectura y me observó.. ¿cómo? "Dale pa, el día está hermoso, ponete las zapatillas y vamos a caminar".. "pero.." y las zapatillas ya estaban al lado del sillón.
Media hora despues de elegir qué ropa ponerse y perfumarse (era la gran salida con su hija! ja) arrancamos... Ninguno de los dos llevó su celular, ¿olvido?, no..simplemente nadie iba a interrumpir ese rato y se ve que los dos pensamos lo mismo porque no le dije nada y el opto por dejarlo también.
Fuimos por una callecita rodeada de campos, arboles y verde, charlamos del mundo actual, del de antes y del que está por venir. Le conté de mi trabajo, de mis expectativas, de mis anhelos, de mis tristezas y de mi corazón. Me contó de sus experiencias y me dio varios puntos de vista.. me dijo muchas cosas, algunas que no hubiese imaginado, o esperado..que prejuiciosos podemos ser a veces..
"Mirá" me dijo, "ves estas bayas? con estas se hace una miel especial, adentro tienen un liquido dulzon, cuando yo era chico...." lo escuche y contemplé como revivía en su relato muy lindos momentos de su niñez, me trasmitió esa nostalgia y disfrute su alegría de tener toda mi atención, para el, para escucharlo en sus detalles.
Era algo que pasaba desapercibido para el resto... sin embargo, hablamos de esa baya por un largo tiempo... Volvimos a su casa, tomamos un vaso de jugo cada uno... "el próx domingo?" "dale" me dijo. El proximo domingo llegó y por una cuestion u otra no salimos... pero no importa, tuvimos un domingo, uno para nosotros.

No era necesario estar horas o días compartiendo algo, ese ratito fue mucho mas de lo que yo podria imaginar, fue un momento entre padre e hija, sencillo sin nada mas q unas zapatillas y el verde de los arboles ... y sin embargo, fue tanto!

Esos pequeños momentos que llenan el alma... y abrazan el corazón.

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