viernes, 19 de febrero de 2010

Mi KUNG

Y de repente me encontraba en el interior de una casa enorme, de paredes altísimas y algo descascaradas, como si fuesen ya muy añosas...con polvo de ladrillo en sus intersticios.... se me dió por mirar hacia arriba y me percaté de que no había techo y que unos nubarrones acechaban con ganas de cumplir con su misión. Miré a mi alrededor, tampoco había puertas, era una casa abandonada, había incluso algunos escombros, pero sabía que era mi casa. Me dije “se me van a mojar las cosas, no tengo techo” y observaba una habitación intacta, ordenada, a punto de ser devastada por la lluvia. Así como no había puertas, tampoco había ventanas y podía observar a traves de las aberturas que la casa estaba rodeada por un bosque tupido y algo oscuro, no amenazante, pero si bucólico. Transcurrieron unos segundos cuando apareció la Señora y me preguntó ¿cómo anda? y no pude responderle…sin embargo caminamos juntas hasta la abertura que sería la entrada de la casa. “Se va a largar a llover, acá se moja todo. Cómo hago?” pensaba, mientras caminaba junto a la señora. A la salida de la casa había un camino de tierra polvoriento y laaaargo, la señora comienza a caminar más rapido que yo y me despide con un saludo con la mano, sin darse vuelta. Me detengo. Atrás estaba la casa, enorme, poderosa, triste, sin techo, a punto de ser devastada por la lluvia. Adelante tenía el bosque, algo oscuro pero con un delicioso e intenso aroma a frescor. El bosque rodeaba la casa y el camino se internaba en el bosque, yo parada en el medio. Las nubes se reunían lentamente, preparándose para mojarlo todo, la casa, el camino, el bosque y a mi.



Cuando volví a abrir los ojos, tenía aquel sueño impregnado en mi alma y por alguna razón me invadió una extraña tristeza. Escuché una música y el perrito de peluche que me decía “¿Sabes lo que eso significa?”

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