jueves, 3 de junio de 2010

"Cammomila´s life"

Y la mejor opción, sin sueño y a las 02:00 hs (de la madrugada), fue el té de cammomila con galletitas de semilla de chía y lino. Por supuesto, no vencí la tentación de mojar las galletitas en el té, hasta el punto exacto en que queda embebida sin romperse, en el breve viaje de la taza a las fauces. Todo un arte si las hay.
Katrina, a lo lejos, que me llama (en verdad me chista), todavía no he logrado descubrir con qué parte de su anatomía vegetal. Y entonces, mientras doy un sorbo a la deliciosa infusión, levanto la vista y la observo. "Sólo quiere que la vea, que me de cuenta que ella está ahi, para palmearme la espalda".
-Si Katrina, lo se.- murmuro. Y vuelvo entonces a posicionar mi vista en el líquido herbal, tratando de ver mi futuro según el movimiento del saquito de té. Si, tomo el té con el saquito y la cucharita adentro de la taza, pero sin precisar hacer demasiados malabares para ello: la operación sale perfecta.
Es la costumbre, que palabra indescifrable para mi en este momento, o no, o no sé o según para qué. Mejor no hablar de ciertas cosas, porque la galletita (de semillas de chía y lino) se está embebiendo, y el instante mágico está por ocurrir.

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