Muerdeme cariño, con fuerza.

Y entonces me dispuse a disfrutar del tiempo que nos quedaba...tenía el extraño presentimiento de que un adiós podía estar cerca....así me lo decía mi naturaleza. Quería un tiempo más a mi lado, ahora había entendido algunas cosas y todo sería distinto ¿pero podría ser ello así, tan repentino? me sonaba a manotazo de ahogado, pero bueh..también podía ser...pero yo sentía que no era ese 1 en un millon q sucede, lo que pasaba esta vez. La cuestión era que ese músculo que late y nos mete en tantos problemas, tenía en su interior una herida mortalmente venenosa (x el momento no parecía haber, en el mercado, cura suficiente). La herida hecha por su mano, ante sus inmutables ojos... Sin embargo, no podía decirle que no, al fin y al cabo, era el hombre que amaba y con quien había soñado miles de proyectos y una vida feliz, al mejor estilo cuento de hadas (y con moño brillante incluido). No importaba mi presentimiento natural, iba a guardar esa sensación en el cajon del subconciente y vivir lo que nos quedase de tiempo plenamente a su lado, saboreando una vez mas sus dulces besos y suaves caricias, adormilandome con el sonido de su respiración, acurrucarme en sus brazos y en su cuerpo y tantas cosas mas. No iba a pensar en nada del pasado ni tampoco del futuro, solo iba a amarlo hasta desgastarme, a guardar su mirada y su perfume como el mas preciado de los tesoros... iba a olvidarme de todo...hasta que llegara ese momento en que esa herida fuera a ser razgada por sus manos una vez mas... seguramente sin intención, "estará en su naturaleza" pensé alguna vez. Dejaría que lo hiciera, necesitaba sentir nuevamente la tibieza de la sangre dulce corriendo para liberarme por completo, y es que la herida tenía la misma intesidad que mi amor. Queríamos amarnos, por todo lo que habíamos sido y por todo lo que el tambien presentía que quizás no seríamos mas... Aquí esta mi herida, le dije con mis labios apoyados brevemente sobre los suyos, ámame y lastimame, esta será la última vez.