viernes, 29 de enero de 2010

Menta y Limón...

...y cuando uno cree que tiene todo resuelto, la rienda en las manos... algo inesperado sucede, inesperado? si, inesperado. Y de repente miro desde la puertita angosta del avión, con la mochila del paracaídas bien sujeto al cuerpo y siento el aire fresco que atravieza un par de nubes y me regala una bocanada de no se qué. Claro, ¿quién decidió subirse al avión? y porqué decidió eso? ah...la adrenalina, bendita seas. Hay cosas que parece que hiciera guiadas por no se qué, el demonio dirán alguno, puede ser, prefiero llamarlo Naturaleza Humana o algo mas, los Hados para ser más poética... Todavía tengo tiempo de decirle al instructor que no, que me baje ya mismo de allí. Pero tampoco quiero eso, porque la curiosidad mató al gato y me va a terminar matando a mi también. Mientras delibero lo indeliberable, el tiempo transcurre lentísimo o demasiado rápido? "Que llegue ya el momento de saltar" asi me saco esta duda y descubro esa sensación demasiado extraña que quiero desdeñar a toda costa. "No!" que no llegue nunca ese momento, que sea la espera mas tranquila...y si el paracaída no se abre? y si se rompe a mitad de camino? y si caigo al mar y me ahogo? uf! pero ya estoy acá, algo me hizo subir al avión y él me observa, me alienta a saltar y vivir su experiencia pero respeta mi miedo y me da el tiempo justo para tomar coraje y animarme a descubrir eso que solo puede descubrirse cuando estas cayendo en el aire...

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