Ahí estaba ella observándome desde la cocina, inquieta. "Las plantas no pestañean" pensé, pero sin embargo ésta lo hacía cada vez que yo emitía un suspiro. Ella escuchó todo y supo todo y entendió mas que yo, intentó consolarme, se lo agradecí. Luego de cortar, tuve la sensación de haber experimentado algo similar a un preinfarto, la cuestión ahora era sobrevivirle al dolor y seguir adelante con la frente en alto y el corazón algo marchito, pero latiendo al fin.
Los peores momentos son aquellos en que no tenemos nada en que distraernos, cuando la mente puede divagar ociosamente a gusto, pueder resultar extremadamente nocivo... asique me senté al lado de ella y la observé a detalle, buscando las respuestas a todo lo que me habían vociferado en horas anteriores.
Esto duele. Y mucho. Y si pudiera recostarme sobre el techo, lo haría. Y resisto lo que puedo. Y las arterias y venas, que van y vuelven del corazón (devenido en marchito, recordemos) jalan con fuerza, las muy malditas me tironean y están tan adentro que nada puedo hacer desde afuera, mas que esperar que se calmen por sí solas, o por el paso del tiempo.
"El tiempo cura todo" dijo mi planta, palemeándome la espalda.
sábado, 24 de abril de 2010
jueves, 22 de abril de 2010
ahhhhhhhhhhh

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